Historia de la vida de San Severino
Nació en Roma hacia el año 260 de nuestra era. Pertenecía a la noble familia de los Severos, su padre fue tribuno, titulo suficiente para que Severino se incorporara como militar a la guardia del emperador Diocleciano, el más cruel perseguidor de los cristianos.
![](https://conventofranciscano.com/wp-content/uploads/2023/02/C12-768x1152.jpg)
Severino, con otros militares jóvenes (Carpóforo, Exanto, Segundo, Licinio y Casto) fueron destinados a vigilar de cerca a los cristianos y denunciarlos ante el emperador si descubrieran alguna doctrina ajena a Roma y su gobierno. En cumplimiento de estos decretos, Severino dio estricto cumplimiento a su deber de soldado, controlando el movimiento de los cristianos; pero, luego se convenció que nadie de los cristianos hablaba contra el imperio ni contra la religión, más bien se dio cuenta que la religión cristiana era muy humana y muy caritativa. En la vigilancia nocturna, se acercaba a sus reuniones donde oía con admiración elevar sus oraciones a Dios e invocar a Jesucristo que por nosotros se entregó a la muerte. Acercándose a los cristianos y escuchando sus enseñanzas, Severino se convirtió y tanto él como sus compañeros pidieron el bautizo al Obispo de Milán que viendo la sinceridad de sus corazones los bautizó.
![](https://conventofranciscano.com/wp-content/uploads/2023/02/C10-768x431.jpg)
Al enterarse el emperador de la burla que le habían hecho sus mismos soldados, los mandó a buscar para que sufran el castigo de traición al imperio. Los encontraron en oración, dando gracias a Dios por haberlo conocido y proclamaban a Jesucristo como el rey de los hombres sobre la tierra. Los verdugos los decapitaron a todos, terminando así su santa vida con la palma del martirio.
Los cristianos de Roma recogieron los restos de Severino y le dieron sepultura en las Catacumbas de San Calixto, de la Vía Apia, con esta inscripción esculpida al pie del mismo sepulcro: SEVERINUS DEPOS IN PASE. Su martirio está fijado en el año 283 del imperio Diocleciano.