Misiones Franciscanas en America
Los franciscanos fueron los primeros frailes en arribar en América entre los años de 1523 y 1536. Ya antes, en 1485 los franciscanos dieron hospedaje a Cristóbal Colón en el monasterio de La Rábida, apoyando su empresa descubridora. Entre los religiosos de este convento el Almirante encontró ayuda tanto científica como espiritual. Hombres como fray Juan Pérez y fray Antonio de Marchena fueron claves para sus intereses, ya que le ayudaron en sus contactos con la corona y con la marinería de la zona. Fueron ellos los que le pusieron en contacto con Martín Alonso Pinzón (codescubridor de América), rico armador, gracias al cual consiguió ayuda económica y reclutó los hombres necesarios para la empresa.
La preocupación principal de los franciscanos fue siempre la de evangelizar a los pueblos originarios de estos nuevos territorios
Contribuyendo en la reorganización social de los pueblos indios, asegurando su autosuficiencia económica, además de su autonomía social y política. Su ideal de conquista era ganar almas entre los indígenas, de acuerdo a la utopía del retorno a un cristianismo primigenio por el que habían luchado en Europa desde el siglo XIII y ahora se presentaba la ocasión para llevarlo a cabo en el Nuevo Mundo. Los franciscanos pensaron que en América se tenían las condiciones óptimas, de las que carecieron en Europa, para construir su utopía social como siempre habían aspirado.
La labor misional en la Nueva España que motivó a estos tres franciscanos fue ganar almas para compensar las ánimas perdidas en Europa con motivo de las luchas de la Reforma religiosa. Los mendicantes se sintieron atraídos a estas tierras al ver la posibilidad de crear un cristianismo basado en la pobreza y el trabajo como San Francisco de Asís lo propagó.
Los ideales se concretaron en una labor educativa, enseñando oficios a los naturales, guiándolos bajo los objetivos y principios de la reforma de la iglesia, que se había promovido en España desde el año de 1496.